Según Mora y Palacios (1991), los elementos con los que se construye el esquema corporal son de distinta naturaleza: perceptivos, motores, representaciones cognitivas e, incluso la experiencia verbal.
Desde los primeros meses de vida, el bebé comienza a explorar el mundo. Diversos estudios relevan que el niño primero toca su boca, y lleva sus manos juntas al pecho, para más tarde tocar partes más distales, como pies y dedos. Esta información que nos proporcionan principalmente el tacto y la visión, permiten que el niño identifique la postura que adopta su cuerpo y sus partes, así como sus posibilidades de movimiento.
Esta información que brinda principalmente el tacto y la visión, unida a la información propioceptiva (percepciones artrocinéticas o cinestesias), permiten que el niño identifique la postura que adopta su cuerpo y sus partes; así como las posibilidades de movimiento que posee. El espacio corporal, de apresamiento, va ampliándose hasta el espacio de acción y éste hasta el espacio de la realidad e incluso al espacio de la intención, del deseo.
Sin embargo, la experiencia social también aquí, es decisiva. Antes de llegar a conocer el cuerpo de uno mismo, se conoce el del otro. El bebé de pocos meses ya explora el rostro de su madre y poco a poco, va identificando sus partes: ojos, nariz, boca, y reconociendo y atribuyendo significado a la expresión determinada por la posición de las cejas y labios. Opinan que el niño aprende a sonreír, cuando percibe la sonrisa de quien se coloca cara a cara con él, le habla y le ofrece juego. Así mismo, obtiene información sobre otros segmentos corporales (manos, dedos, pies, etc.), percibiéndolo en los demás. Tan relevante resulta la "percepción del cuerpo del otro", en la construcción del esquema corporal, que frecuentemente, el niño ciego, al no poder realizar la exploración visual y carecer de esta percepción, desarrolla alteraciones de la postura (blindismos); pobre orientación espacial y escasa movilidad.
El desarrollo del lenguaje, constituye otro hecho social relevante para la construcción de las representaciones del cuerpo. Desde bien temprano, el adulto juega con el bebé a "¿dónde está la cabecita del bebé?", "¿dónde están los ojitos?", etc.; lo que indiscutiblemente le ayuda a desarrollar su imagen corporal. Una vez que la percepción corporal queda establecida, el niño puede comenzar a relacionarse con el mundo que lo rodea y puede desarrollar la orientación espacial. Más adelante, el niño en edad preescolar, va a hablar para sí mientras juega, y con su habla va a dirigir su acción. Va a ir contándose a sí mismo lo que hace y lo que piensa hacer. Este tipo de habla va a acompañar secuencias de actos motores a interacciones entre el cuerpo y el resto del mundo, que van a quedar organizadas y controladas por el código simbólico del lenguaje.
La evolución del esquema corporal, está estrechamente relacionada al desarrollo psicomotor. Le Boulch (1982), ha distinguido tres etapas en la evolución del esquema corporal:
a. Etapa del cuerpo vivido (hasta los tres años); caracterizada por un comportamiento motor global, con repercusiones emocionales fuertes y mal controladas. A los tres años, el niño ha conquistado el "esqueleto" de un yo, a través de la experiencia práxica global y de la relación con el adulto.
b. Etapa de discriminación perceptiva (de tres a siete años); la cual se caracteriza por el desarrollo progresivo de la orientación del esquema corporal y la afirmación de la lateralidad. Hacia el final de esta etapa, el niño es capaz de dirigir su atención sobre la totalidad de su cuerpo y sobre cada uno de sus segmentos corporales.
c. Etapa del cuerpo representado (de siete a doce años); la cual se corresponde sobre el plano intelectual con el estadio de "las operaciones concretas" de Piaget. En este estadio, juega un papel decisivo el "esquema de acción", aspecto dinámico del esquema corporal y verdadera imagen anticipatoria, por medio de la cual el niño hace más conciente su motricidad.
La última etapa, constituye el estadio de la coordinación y de la sincronización de los datos aportados por la propia vivencia, sobre todo en su aspecto perceptivo-cognitivo.
Iturria:http://www.efdeportes.com/efd108/psicomotricidad-y-necesidades-educativas-especiales.htm
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